Y miro cada mañana
si aún brillan en el cielo
las estrellas de la noche
esa en la que me desvelo...
Y miro cada mañana
si queda pan en la mesa,
si la sal hace la sopa
esa que cura mi pena...
Y miro cada mañana
pero hasta hoy no me ha llegado
ese consejo de arriba,
que por fin me han escuchado:
¡que salga y me abra a la vida,
que fuera están esperando!
A. López
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